En pleno mes de junio, Bujará abre sus puertas a uno de los artes más antiguos que pervive en la tradición uzbeka: el arte del Suzani. El nombre Suzani proviene de la palabra persa “Suzan” que significa “aguja”. La tradición del Suzani nace en la Asia Central del siglo XIV y desvela su apogeo durante la Ruta de la Seda, ruta comercial y cultural entre Europa, Turquía, China y el mundo musulmán, y destino de mercaderes, caravaneros y viajeros.

Plano Americano de Nasiba. Conversación en Bujará, Uzbekistán. Fuente: www.ritapouso.com

Plano Americano de Nasiba. Conversación en Bujará, Uzbekistán. Fuente: www.ritapouso.com

En concreto, es el restaurante y a la vez atelier-showroom de Rakhmon Toshev el que se abre a cal y canto para ofrecer un menú tradicional uzbeko y una suerte de clase de costura. El centro Rakhmon Toshev, cuya repercusión en Bukhara ha crecido gracias al reportaje Ouzbékistan: la caravane des artisans publicado por Marie-Angélique Ozanne en Le Figaro, debe su nombre al dueño del mismo. Rakhmon Toshev es maestro bordador con más de 35 años de experiencia y su hija, Nasiba, se convierte en la anfitriona de la jornada.

“D’abord tu fais là une boucle comme ça, après tu prends le milieu de la file e voilà c’est fait, une petite boucle. Ça marche, ça marche sans problème. On bordait le granade, d’accord?”. Nasiba exterioriza las indicaciones de cómo bordar el Suzana por primera vez y lo hace en un perfecto francés. Su jornada de trabajo diaria se extiende a 12 o 13 horas, en las cuales se dedica tanto a la costura como a la restauración. Es madre de Dior, un niño de 2 años y 20 meses que vive en un pueblecito con su abuela. Cada noche, Nasiba recorre en coche esos 15 km que le separan de su hijo para ir a dormir con él. Ella continúa bordando en su casa. Cuando se despierta a media noche, cose un poquito, se relaja y vuelve a dormir.

¿Qué es para ti la felicidad?

Cuando termino el Suzana me vuelvo muy feliz -ríe-. Cuando mi hijo está sano, también estoy feliz porque cuando se enferma estoy triste y no quiero comer nada. Entonces, le pido a Dios que mi hijo suela estar sano siempre. También le pido que me ayude a tener el dinero suficiente para poder hacer feliz a mi familia. Y esta es mi suerte, mi felicidad.

(Nasiba. Uzbekistán. 30 de junio de 2015)