Un soneto dedico al Errejón.
Por mucho que nos veas como objeto,
si decimos que no, quédate quieto,
feroz monstruo de tu contradicción.
Un soneto dedico al Errejón.
Por mucho que nos veas como objeto,
si decimos que no, quédate quieto,
feroz monstruo de tu contradicción.
A todos aquellos seres a los que una vez les concedimos el deseo de pertenecer a la familia Pouso, pudisteis ondear la bandera de caricias, abrazos y valores que recibimos y aprendimos de los maestros Pouso y Uribarri, llegados de un tren directo Vigo-Barcelona con una maleta millonaria de amor incondicional.
Cuando pienso en mi infancia no caigo en situaciones que normalicé porque eran parte de mi día a día y tuve que interiorizar. Ahora, con unos cuantos años de perspectiva, me doy cuenta de lo que una niña de 6 años no debería haber padecido.
De entrada, el divorcio de una madre embarazada no pinta bien. Pero con la conciencia de que una hija va a nacer, el uso del raciocinio y el corazón de dos adultos debería ser suficiente para que el peso de una relación malograda no decayera sobre la niña. A los 3 años viví el primer indicio de lo que iba a ser mi vida durante los siguientes 12, con solo uno de mis progenitores. Nombrarle “padre” sería muy pretencioso, pues solo se adecúa a la primera definición de la Real Academia Española: “Varón o animal macho que ha engendrado a otro ser de su misma especie”. La segunda, a pesar de mis necesidades biológicas como hija, no la quiso aplicar: “Varón que ejerce las funciones de padre”.
Cuatro. Cuatro hombres. Cuatro hombres en un mes. Cuatro hombres en un mes acosándome.
El primero, el vecino. Con cartas por debajo de la puerta. Bonjour tu est tres belle envoie moi un sms au XX-XX-XX-XX-XX ou alors passe me voir chambre XXX. Quiso resolver su agresividad con una segunda carta: Salut, comment tu t’appelles? Et quel âge as-tu? Est-ce que nous pouvons faire connaissance? Si oui envoie moi un sms au XX-XX-XX-XX-XX ou alors viens me voir chambre XXX (la chambre à droite de la tienne). Bisous. PS: Tu es très charmante comme femme tu as l’air d’être une femme très douce. En español: quiero echar un polvo, pásate por mi habitación. A eso le sumó el picarme varias veces a la puerta aun no habiendo recibido respuesta. No quiso ver que si no hay sí, significa no. Solo el sí es sí. También llamó por teléfono a un colega suyo, gritando, delante de mi puerta para que yo oyera lo que decía de mí. Aún encima he tenido que ser agradable con él, darle la mano, agradecerle su “interés” por conocerme y presentarme porque sabe donde vivo.
Te fuiste no físicamente. O lo que es lo mismo, estás sin estar. Desde el momento en el que escupiste la primera mentira se esculpió un muro fronterizo entre tú y yo. ¿Se puede mentir mirando a los ojos? Sí. Una ocasión ejemplar para añadir algo nuevo a mi lista de aprendizaje diario.
Y esa mentira, esa p*** mentira, me ha llevado a la reflexión. ¿Por qué miente el mentiroso?
Barcelona. Hace días que quería decírtelo. No encontraba las palabras. Tampoco ellas venían a mí. Hoy he decidido lanzarme. No me importa que la piscina esté vacía. Quiero sincerarme, decirte lo que siento. Aplicar la honestidad que tanto defiendo en lo que escribo.
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