Te observan las olas, con rabia. Desea su sal besar tus poros y sudar a través de tu piel. No puede. Se rinde.
Te envuelve el viento, con ira. Desea limitar su amplitud y respirar en tus pulmones. No puede. Se rinde.
Te abre camino la hierba, con envidia. Desea trepar por tu cuerpo y convertirse en tu vello. No puede. Se rinde.
Te ilumina el sol, con recelo. Desea amanecer en tus ojos y vivir en tu luz. No puede. Se rinde.
Escrito el 6 de junio de 2015.
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