Mi mente, sentada en el sofá, devora continentes y recorre países. Se imagina Estambul, muy brillante, e Irán, extenso. Incluso de ella ha nacido la idea de unirlos a pie. Pero esa América, la más latina, tan capaz de comprender el sentido de una coma, un punto y una metáfora, me llama al ritmo de cumbias, rancheras y samba. Hay, sin embargo, un Atlántico que nos separa y que me bebería con tal de pisar ese sur, tan norte como el de arriba.
Bailar y escribir. Comer y escribir. Leer y escribir. Vivir de escribir.
África canta y me dice al oído: Voulez vous danser avec moi? Hasta el Bombay que una vez me rechazó promete pintarme la cara en su Holi. Libretas que empezar, lápices que afilar y artículos que escribir-borrar-reescribir. Todo ello adorado con el sentimiento de Antonio Machín: Toda una vida me estaría contigo, no me importa en qué forma, ni dónde ni cómo, pero junto a ti.
Por ahora me recreo en Chiang Mai y en la entrevista a Luke. Él, guía en la tierra de los hombres libres, me regaló sus palabras. Lo hizo de forma pausada y elegante, como si estuviera esculpiendo cada uno de sus significados.
Escrito el 28 de marzo de 2014.
afrodita
Amor mio, has nacido para escribir, para relatar al resto de los mortales tu mundo, nuestro mundo, el mundo que ven tus ojos, esos ojos justos, solidarios y que ven desde el corazón.
Como todos tus artículos, me encanta.
Que suerte tengo tener una hija como tú.
TE AMO