- Título: Malala. The girl who stood up for education and changed the world
- Autor: Malala Yousafzai & Patricia McCormick
- Editorial: Indigo
- Fecha: 2014
- Lugar: Londres
- Idioma: Inglés
Malala. La niña que arriesgó su vida por defender el derecho a la educación es una autobiografía que narra la vida de Malala Yousafzai, la Premio Nobel de la Paz más joven que vela por el derecho de los niños a recibir una educación de calidad. Ha sido la misma Malala quien ha escrito la biografía en colaboración con la escritora estadounidense Patricia McCormick.
Patricia McCormick creció en Pennsylvania. Se graduó en 1978 en la Universidad de Rosemont y ya desde 1974 estuvo trabajando como asistente de prensa del gobernador de Pennsylvania. En 1986, obtuvo la Maestría en Ciencias (Master of Science, M.S.) por la Universidad de Columbia licenciándose en Periodismo. Sería en 1999 cuando obtendría la Maestría en Bellas Artes (Master of Fine Arts, M.F.A.) en la Universidad The New School y estudiaría escritura de ficción. McCormick ha trabajado para The New York Times, Parents Magazine, The New York Times Book Review y otras publicaciones. Ha sido profesora adjunta de Periodismo en la Universidad de Columbia e instructora de Escritura Creativa en la Universidad The New School. Es autora de los libros Cut, My Brother’s Keeper, Sold (finalista Premio Nacional del Libro), Purple Heart, Never Fall Down (finalista Premio Nacional del Libro) y la edición para jóvenes lectores del motivo de esta reseña: Malala. La niña que arriesgó su vida por defender el derecho a la educación.
La historia nos traslada a Pakistán. Patricia McCormick explica el día a día de la familia Yousafzai en el valle de Swat antes y después de que éste fuera controlado por los talibanes. Malala Yousafzai, que ya empezó a luchar por los derechos de las niñas a los 11 años, es el hilo conductor de esta autobiografía. Ella es una joven estudiante y activista que a los 15 años estuvo a punto de perder la vida después de recibir tres disparos. En el 2014, el mismo año en el que recibió el Premio Nobel de la Paz, fundó junto a su padre Ziauddin la organización Malala Fund que vela por el derecho de las niñas a recibir una educación libre y de calidad.
La biografía de Malala Yousafzai se estructura en cinco partes que coinciden con cinco fases de sus 16 años de edad retratados en el libro. “Antes de los talibanes” es la primera parte del libro. En ella se narra la cotidianidad de la familia Yousafzai en el valle de Swat, valle ubicado al norte de Pakistán concretamente en la ciudad de Mingora. En la segunda parte, “Una sombra sobre nuestro valle”, se lee la llegada de los talibanes, se analizan los instrumentos que los mismos utilizan para controlar a la población, como Radio Mullah, y se transmite, desde los ojos de una niña, la inseguridad de vivir en una zona de conflicto. En la tercera parte del libro, “Encontrando mi voz”, existe una aproximación de Malala hacia los medios de comunicación así como el hallazgo de su propia voz a través del diario que publica en la versión urdú de la BBC. La siguiente parte de la biografía adquiere el título “En el punto de mira” ya que la notoriedad de la familia Yousafzai se manifiesta en dos vertientes: como reivindicación de los derechos humanos de un pueblo y como amenaza para los talibanes. En la última parte del libro, “Una nueva vida, lejos de mi hogar”, Patricia McCormick presenta un nuevo contexto, Birmingham. En la ciudad británica se detalla la lucha de la niña tras el atentado y su posterior recuperación.
Malala. La niña que arriesgó su vida por defender el derecho a la educación goza de elementos que ayudan a detallar la situación vivida durante años por la precoz Premio Nobel de la Paz en su ciudad natal y comprenderlos desde la lejanía tanto física como cultural. El libro incluye fotografías con aclaratorios pies que ayudan a visualizar las situaciones descritas por Malala y escritas por McCormick. Dos ejemplos de ello son una imagen de las cartas que Malala recibía en el hospital y una foto con Vuk Jeremic, Ban Ki-moon y Gordon Brown en las Naciones Unidas. Todas las palabras en pastún que aparecen en el libro son traducidas en un glosario incorporado al final del relato. Además, la biografía proporciona una cronología de acontecimientos históricos relevantes que el lector puede compaginar paralelamente a la lectura de los acontecimientos personales de la familia Yousafzai. Por si fuera poco, en la biografía se encuentra el lema de la Fundación de Malala y unas anotaciones que proponen debatir sobre diferentes temáticas.
Patricia McCormick describe particulares retales de vida de Malala en un contexto mundial. Así, permite ubicar la época hospitalaria de Malala, por ejemplo, en el periodo de las elecciones americanas en las que sale victorioso Obama. Con la agilidad con la que vuela de los contextos íntimos de Malala a la historia de las relaciones internacionales, McCormick contrapone las situaciones del mundo adulto con las del mundo de los niños. De este modo crea situaciones divertidas y no deja de recordar al lector que el personaje motivo de la biografía no llega a los 17 años. También resta importancia a encuentros considerados comúnmente como oficiales. Una situación que recrea esta idea a la perfección es la visita a Malala del Presidente de Pakistán del momento, Asif Ali Zardari, al hospital. En primera persona, Malala describe el recorrido para escabullirse de los periodistas como si fuera una novela de espías y, una vez más, McCormick insiste en la niñez de la protagonista al comentar que en la sala de espera previa a la reunión con el presidente, ella y sus hermanos están jugando a un videojuego. Textualmente, en la página 174, dice así: “We were driven to some kind of office; and while we waited, Atal, Khushal and I played a computer game called Elf Bowling. This was my first time playing it and I still beat both of them!”.
Otro de los recursos de McCormick a la hora de retratar a Malala es el de destacar frases y párrafos nacidos desde la esperanza y la honestidad de una niña que cree en su lucha por el acceso a la educación. Párrafos que a lectores de diferentes edades les dejan igual de asombrados que a los altos cargos de las Naciones Unidas un 12 de julio de 2013. Parte del discurso de Malala Yousafzai ante la ONU en el día de su decimosexto cumpleaños también se encuentra en el libro. Más detalladas son las siguientes líneas, rescatadas del discurso oficial: “Ni siquiera odio al talibán que me disparó. Aun si tuviese un arma en la mano y él estuviese delante de mí, no le dispararía. Ésta es la compasión que he aprendido de Mohammed, el profeta de la misericordia, Jesucristo y Buddha. Éste es el legado de cambio que he heredado de Martin Luther King, Nelson Mandela y Muhammad Ali Jinnah. Ésta es la filosofía de la no violencia que he aprendido de Gandhi, Bacha Khan y la Madre Teresa. Y éste es el perdón que he aprendido de mi padre y de mi madre”.
Más allá de retratar la personalidad de Yousafzai, Patricia McCormick exprime la dureza que implica abandonar el hogar debido a una situación de conflicto. Comunica el viaje de una familia que dejó de ser común debido a su lucha por la educación y pasó a ser reconocida a nivel mundial. En su línea de denuncia social, McCormick aprovecha la autobiografía para hablar sobre las paupérrimas condiciones de los hospitales de Pakistán, definir las desigualdades entre mujeres y hombres en el país y remarcar el sufrimiento de varias generaciones desde una perspectiva joven: los críticos ojos de Malala.
Malala. La niña que arriesgó su vida por defender el derecho a la educación es una puerta abierta a la intimidad de la familia Yousafzai, una familia que por convicción decidió dedicar su vida a la lucha de los derechos civiles, en concreto los vinculados a la educación. Una familia que se convierte en la alusión a la situación de muchos otros núcleos familiares. La biografía actúa como espejo social y demuestra que a través de la cultura de la no violencia, la lucha es mucho más efectiva y que, en palabras de Malala: “El lápiz es más poderoso que la espada”.
Afrodita
Fantástica reseña. Hay que leerlo, ojalá la humanidad aprendieramos de Malala.